Ayer el Teatro Lara se llenó de cariño. Había cariño en todos los rincones del teatro; en el patio de butacas, entre cajas, en la mesa técnica, en el escenario, en los palcos, en las escaleras, en la taquilla, en los focos, en camerinos, en la ofi, en el hall… Había amor absurdo del bueno, bueno de verdad.

Y con tanto cariño y tan bien arropados como estuvimos, no podíamos haber tenido un pistoletazo mejor de A protestar a la Gran Vía.

Dirigidos con batuta magistral en nuestra humilde y absurda opinión por César Maroto, que se ha hecho desde el primer día con las riendas de todo el equipo absurdo a la perfección y ha hecho con nosotros todo lo que ha querido. Se ha involucrado tanto y nos ha dado tanto que no hay palabras para decirle lo absurdamente agradecidos que estamos y que ya no queremos que se baje nunca del barco absurdo.

Y bajo su atenta batuta, todo el equipo absurdo rendido a sus pies: Alfonso, Patricia, Víctor, Manolo, Toño, Reme, Saray y Paz. #EQUIPAZOABSURDO.

Gracias también a los otros absurdos por venir ayer a apoyarnos: Jorge, Miguel Ángel y Carlos. Sois absurdamente grandes.

Hemos zarpado y llegaremos todos los jueves puntuales como clavos a las 20:15 horas al Teatro Lara. Ahora, sólo faltáis vosotros y vuestras ganas de protestar.

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