• PREMIO GARNACHA 2023 – MEJOR ESPECTÁCULO
  • PREMIO GARNACHA 2023 – MEJOR DIRECCIÓN
  • PREMIO FESTIVAL NACIONAL DE TEATRO VEGAS BAJAS 2022MEJOR ACTRIZ
  • MEJOR AUTORÍA TEATRAL
  • MEJOR ACTOR
  • MEJOR DISEÑO DE VESTUARIO

TEXTO PUBLICADO POR EDICIONES ANTÍGONA

SINOPSIS

Primavera de 1925. En una suite del elegante hotel Crillon de París se cierra la mayor estafa conocida del siglo XX. ¡Un hombre es capaz de vender la torre Eiffel! El 11 de marzo de 1947, ese mismo hombre muere por una neumonía hipostática en el centro médico para prisioneros federales del condado de Greene, Misuri, Estados Unidos. Ha sido trasladado allí desde su celda en la prisión de máxima seguridad de Alcatraz. El oficial de turno, al llegar el momento de rellenar el certificado de defunción, en el apartado de ‘ocupación’, lo define para la posteridad -en una especie de cómica ironía- como: ‘aprendiz de vendedor’.

Su nombre es Víctor Lustig. Su alias más conocido, el conde Von Lustig: ¡el mayor estafador del siglo!

Kikí, una meretriz ingeniosa, estafadora e iniciadora de Víctor en toda clase de artes desde su llegada a París siendo un pipiolo, nos da la bienvenida a la función y nos presenta al conde para, entre los dos, desgranar las andanzas más audaces que sumieron a Víctor en un carrusel vital tan increíble como cierto… O tal vez no.

Asistiremos a los despertares de Víctor (a la vida, al dinero, a las mujeres, a la fascinación por el timo y la huida constante…); a su encuentro mesiánico con su primer maestro, Nicky Arnstein; a su preparación y estudio para la impostura; a su encuentro con Al Capone; a sus grandes estafas.

Y todo ello contado, como una especie de embudo vital, para desembocar en el gran golpe que le haría pasar a la posteridad. París. Víctor lee un periódico. Una noticia despierta su curiosidad. ¡Eureka! Lustig ha visto la oportunidad, sólo le queda diseñar bien el anzuelo: elegir correctamente la víctima, el engaño y el momento.

FOTOS DE ESCENA (Manolo Pavón)

FICHA ARTÍSTICA Y TÉCNICA

Dramaturgia: Alfonso Mendiguchía
Dirección: Natalia Hernández
Actores: Patricia Estremera y Alfonso Mendiguchía
Diseño de iluminación: Víctor Mones y Suh-Güein
Diseño vestuario: Reme Gómez
Música original y espacio sonoro: David Bueno
Diseño de escenografía: Natalia Hernández y Víctor Mones

Coreografía: Ricardo Santana

Realización escenografía: Readest
Cartelería e identidad visual: Manolo Pavón

Vídeo y teaser: Javier Díez

Producción: Los Absurdos Teatro y Teatro Liceo Salamanca

Distribución: Los Absurdos Teatro

CRÍTICAS Y PRENSA.

. EN ESCENA, PURO TEATRO «… un puzzle en el que cada pieza encaja a la perfección. Pudiendo componer un todo perfecto…», « una preciosa maravilla en escena…» por Vista Teatral.

. VON LUSTIG, UN AS DE CORAZONES «… unos trileros encantados de haberse conocido recién coronados como rey y reina de corazones de todas las barajas del mundo.» por Luis de Luis Otero.

. GRAN OVACIÓN DEL REINA SOFÍA PARA VON LUSTIG. «gran calidad interpretativa con la que conseguían arrastrar al público a ser partícipe la obra, diálogos energéticos e incansables, sin tiempo para la distracción y con una versatilidad destacable a la hora de ponerse en la piel de diferentes personajes». Interbenavente.

. «HEMOS SUSTITUIDO EL SER POR EL PARECER SER». Revista Godot. Entrevista.

. LOS ABSURDOS VENDEN LA TORRE EIFFEL. «… cuentan con el cariño y la admiración del público, y se lo han ganado, porque son de verdad, y los espectadores lo agradecen, y se identifican con ellos sobre el escenario, despertando una corriente de empatía…» Revista Tarántula.

. VON LUSTIG, EL EMBAUCADOR QUE SABE QUE ROBA EL CORAZÓN. «La dupla derrocha química». «Una pieza deliciosa». Cinemagavia.

DIARIO DE ENSAYOS EN RNE.

#ELDIARIODEVONLUSTIG. Es un diario sonoro del proceso creativo y de ensayos de VON LUSTIG – el hombre que vendió la Torre Eiffel- para el programa LA SALA en RNE .

La semilla

Hace un par de años, buscando materiales, nos topamos con una reseña que nos hechizó. El titular decía así: ‘Victor Lustig, el hombre que vendió la torre Eiffel’.

.- Perdón, ¿Cómo dice?  Un hecho así merecía nuestra atención. Cómo, de qué modo, a quién. Lo cierto es que encontramos bien poco del tal Lustig, aunque lo suficiente para que se dibujara en nuestras mentes el perfil del personaje que teníamos entre manos. Y dibujado lo dejamos en barbecho.

El momento oportuno

Últimamente, que no se deja de hablar en los diarios de tráfico de influencias, comisionistas, grabaciones secretas, de monarcas viviendo la vida en paraísos fiscales… hemos pensado mucho en tres verbos: ser, tener y parecer.

Y con ellos nos ha vuelto en sueños la imagen de Víctor Lustig como una expresión surrealista -o quizá no tanto- de la encarnación del verbo (los verbos) en feliz y delincuente armonía.

Según quién seas.

Al hilo de esto reflexionábamos acerca de una de esas verdades sufridas o gozadas de manera universal y a diario: la gente te trata según quien seas. Es así. En el trabajo, en la calle, en la cola de la pescadería. En todo.

Aunque esta afirmación esconde un error. No es ‘según quien seas’ sino ‘según quien esos que te tratan creen que eres’. Ahí está la clave.

El ser ha sido sustituido groseramente no ya por el tener, si no por el parecer. La imagen, la instantánea, la foto de Instagram es la auténtica realidad.

Y con ese sucedáneo cada uno juega su partida ante quienes a nuestros ojos parecen tener cierto tamaño, independientemente de lo que midan. El mundo de la apariencia ha vencido al mundo real y hay quienes han sabido sacar provecho de esto. Por supuesto, hay que valer para hacerlo bien.

La historia

Esta es la historia de un artista de este artificio. Un hombre que hizo de la estafa un arte, el arte de aparentar lo que no era para entrar en el privilegiado círculo de los grandes señores. No son sus robos y estafas lo que nos sedujo, si no la manera de hacerlos. La manera de ‘hacerse’ a sí mismo a imagen y semejanza de lo que él sabía que le permitiría acceder a esa cúspide del sistema. Un camino que pasaba por hacerse lobo entre los lobos. Y decimos lobos, porque evidentemente todos eran lobos, sin posibilidad -eran otras épocas …- de utilizar ningún tipo de lenguaje inclusivo.

La mujer de los mil hombres

Es precisamente por esto que elegimos a dos mujeres. Una real -Natalia Hernández- para dirigir esta historia y otra imaginada -Kikí- para dar vida a toda la pléyade de personajes con aires de grandeza que posibilitaron el auge de este estafador y su inclusión en el círculo de los grandes señores de la época. Kikí se vuelve en escena la máscara de esos tipos que hoy andan en los telediarios camino de la Audiencia. Los mismos que no se dieron cuenta de que tras Víctor sólo había apariencia. Quizá porque detrás de ellos mismos era la misma apariencia lo único que se escondía.

Fuera como fuera, esta es la historia de Víctor Lustig, un tipo del que tan solo sabemos con certeza que fue todo apariencia.