Estamos en un mundo tan complicado, con tantas ataduras que nos convierten en prisioneros tan vitales que hasta a la muerte le es difícil escapar de ellas. La velocidad de la vida es tan elevada que nos envuelve en telas de araña de las que difícilmente podemos separarnos. Y en este río revuelto siempre hay ‘pescadores’ dispuestos a sacar provecho. Nos inoculan necesidades y nos venden los remedios. Y si, por algún casual, decides salirte del redil, ya se encargan ‘ellos’ de ponértelo muy crudo. De esto trata Manténgase a la espera, de una de esas telas de araña perfectamente trenzadas para atraparnos sin piedad impidiendo cualquier intento de fuga, ni siquiera por ‘causa mayor’. Unos tele-operadores  cualquiera de una compañía telefónica cualquiera,  una pareja, una cucaracha y un horno se mezclan, se unen, se odian y se enredan en una comedia absurdamente real. Tan real como la vida de cualquiera, como el día a día… Por eso es tan reconocible este juguete aparentemente absurdo.

¡Te esperamos en el Gran Teatro Príncipe Pío!