¿Te imaginas un lugar en el que puedas sufrir sin dolor, reír sin censura, emocionarte con arte, engordar de satisfacción, viajar a siempre jamás, imaginar sin límites? Un lugar donde el tiempo se detiene, se desordena, se retuerce y se estira. Un lugar en el que cabe cualquier color, en el que las luces se confunden con las sombras y las sombras con las historias de seres de cartón que se vuelven humanos y humanos que se vuelven inmortales. Un lugar en el que las paredes se traspasan y las mirillas se convierten en túneles secretos para escapar a otras vidas, a otras aventuras tan ajenas a nosotros que se vuelven nuestras, y tan cercanas que nos ponen la piel de gallina. Un lugar en el que todo es posible, pero nada es seguro. En el que todo es real a pesar de que todo es mentira. Un lugar minúsculo con cientos de músculos latiendo al mismo tiempo. Un lugar en el que el cambio horario no afecta porque las horas dejan de tener sesenta minutos y los días pasan y se vienen y se van sin que eso importe en absoluto. Un lugar en el que las palabras bailan y los cuerpos hablan de otros tiempos, de otros lugares, de unicornios azules y perros verdes, de nosotros, de ellos, de aquí y de ahora. De ahora y siempre. ¿Te lo imaginas? Nosotros sí… No lo pienses más y ¡vente al teatro! Palabra de absurdos.