Marina Abramovic es una artista serbia reconocida mundialmente por sus performances. Durante años trabajó con Ulay, quien fue su pareja. Experimentaban con sus cuerpos y sus emociones hasta ponerlos al límite. Con el paso de los años la relación entre los dos se volvió tensa y ambos iniciaron un viaje que pondría punto final a su relación. El viaje era una ensoñación en la cual cada uno se situaría en un extremo de la Gran Muralla China y comenzarían a andar hasta encontrarse en el centro. Nunca más volverían a verse.

Pasados los años, Marina realiza una nueva performance: The Artist is present, que consiste en mirar a los ojos durante un minuto sin hablar a todo aquel que quiera sentarse en una silla frente a la suya. Por sorpresa para ella, Ulay se sienta en esa silla 23 años después. Marina no puede hablar. Pero no os perdáis las reacciones de los dos. Sin palabras también se puede decir todo. A nosotros nos pone los pelos de punta. Todo aquello que despierte una emoción en una persona es arte, esto es ARTE. Y desde luego, te guste o no, no te dejará indiferente. Porque en eso consiste.
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